Javier Silva fue participante de la Asociación Cultural Secuencia, que preconizó, en los años 70, una fotografía que acentuara el valor simbólico de la imagen, así como la expresión personal del fotógrafo. Esto se ve claramente en esta foto de fecha posterior, que expresa un interés expresivo del autor, del que los personajes sólo participan como intérpretes.