Esta inmensa araña de 46 metros, delineada en las áridas pampas de Nazca, guarda, al igual que los otros geoglifos de la zona, el misterio de su significado y su empleo. Sin embargo, esto no merma su innegable valor artístico inherente. Se ha descartado la teoría de María Reiche acerca del uso de las líneas como calendario astronómico.