A su llegada al valle del Mantaro, los incas percibieron su potencial agrícola, por lo que destinaron gran parte de su territorio a la producción de maíz y otros productos a gran escala. Construyeron, para su almacenamiento, centenares de colcas o depósitos, como los de Arhuaturo, en las alturas de la laguna de Ñahuinpuquio.