En las cuevas adyacentes a la laguna de Lauricocha (4 000 metros sobre el nivel del mar), Augusto Cardich descubrió en 1958 siete esqueletos humanos y pinturas rupestres cuya antigüedad bordeaba los 10 000 años a.C. (los más antiguos del Perú). Estas cuevas fueron el primer lugar permanente de habitación.