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Fecha: 09-12-2005 11:51 am
Hasta 1924, la entonces Carretera Central, era sólo una franja de terreno mal afirmado, que impedía un manejo agradable a los pocos choferes de vehículos motorizados que se animaban a realizar una excursión hasta Chosica.
Esta ciudad, está ubicada a poco más de 30 kilómetros de Lima, en el camino hacia la Sierra Central. Para evitar daños mayores al sistema de amortiguación usado en aquellos años, (muelles), se debía de realizar el viaje en forma lenta, haciéndose éste, incómodo por la demora.
Según las noticias, conocidas de ese tiempo, no había la posibilidad inmediata de una modernización en esa importante ruta. Sin embargo, cuenta una anécdota recogida por los historiadores, que un hijo del presidente Augusto B. Leguía, tuvo mucho que ver en que esto se hiciera realidad.
Este personaje se llamaba Juan y parece que era muy amigo de las grandes jaranas y al consabido culto al Dios Baco. Y se dice que una noche, luego de brindar alegremente; en uno de esos impromtus que siempre tenía, invitó a un par de damiselas para que lo acompañasen a realizar un viaje hasta Huancayo.
Para bien o para mal, su travesía no duró mucho; pues al amanecer apenas si había llegado hasta San Bartolomé en Chaclayo, donde despertó con la resaca de su animada noche anterior.
Sin embargo, él creía haber logrado culminar su meta y que había llegado hasta Huancayo. Cuando reparó en que estaba rodeado de algodonales y algunos establos, bajó de su moderno “Ford” y caminó por un pequeño sendero, buscando quién le diera razón de su ubicación.
Luego de recorrer unos cuantos metros, le salió al encuentro un campesino a quien preguntó:
– Podría indicarme, dónde me encuentro? ¿Es esto Huancayo?
– No, Ud. está en Chaclacayo, caballero.
– ¿A qué distancia de Lima?, volvió a preguntar Juan Leguía?
– A 30 Km. nada más, le respondieron.
– ¿Y el clima es así de agradable, con este Sol todos los días?
– A Dios gracias, sí caballero.
Luego de dialogar unos minutos con el campesino, acompañado de éste, Juan Leguía hizo un reconocimiento de los alrededores; sintiéndose admirado por el paisaje y el aire puro que se respiraba en toda esa zona, decidiendo que a su regreso a la capital, conversaría con su padre sobre la posibilidad de pavimentar dicha carretera.
Don Augusto B. Leguía, convencido por su hijo sobre la conveniencia de realizar dicha obra, ordenó su inmediata ejecución y entre 1924 y 1928, se pudo terminar el primer tramo desde Lima hasta Chacrasana.
Terminado “El Oncenio” en 1930, el nuevo mandatario, comandante Luis Miguel Sánchez Cerro, culminaría la pavimentación hasta Chosica, durante su mandato.
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